Detección

Las alteraciones de la alimentación en la infancia pueden manifestarse de diferentes maneras: en la edad neonatal podemos observar una succión débil, ruidosa, con mucha apertura oral, o tomas en exceso prolongadas, con acúmulo de gases digestivos, malestar y cierta hiperextensión de la cabeza y la espalda, o lentitud en la ganancia de peso; a medida que el bebé crece e iniciamos la alimentación complementaria, igualmente podremos observar problemas con la ganancia de peso, tomas muy prolongadas, y dificultades en la gestión de triturados, masticación poco eficaz, no tolerancia de sólidos blandos, o grumos, o diferentes texturas, aparición de nauseas o vómitos asociados con la ingesta, o limitación en la tolerancia de alimentos en cuanto a su presentación, color, temperatura o densidad.
Además, durante todo este proceso, podrían aparecer toses, atragantamientos, fatiga o infecciones respiratorias recurrentes, lo que nos podría dar sospecha de alteración de la seguridad en la alimentación.

Por todo esto, es necesaria una valoración minuciosa y continua.

Valoración y tratamiento

La valoración se realiza no solo a nivel del sistema orofacial, en cuanto a estructuras y función de éste, sino también analizando el momento de la alimentación de una manera holística y global, viendo la relación que existe con la comida, el manejo, la actitud e interés hacia ese momento. Todo esto, intentando reproducirlo de la manera más fiel posible en consulta, registrando todos los datos observados y cualquier cambio que nos haga sospechar de alteración en la eficacia y/o seguridad en la alimentación.

Tras esta evaluación inicial, se presentará una propuesta de objetivos terapéuticos, frecuencia y tipo de sesiones de trabajo y seguimiento logopédico del caso, totalmente individualizado, realizando las sucesivas reevaluaciones y continuando con ese enfoque global tan necesario para adaptarnos a cada familia, su estructura y organización.

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